Vida y sociedad en la Edad de los Metales

Poblado de Catal Huyuk (Neolítico y Calcolítico)

A lo largo de la Edad de los Metales, muchas de las aldeas del Neolítico se fueron transformando en ciudades, rodeadas de murallas para una mejor protección de los ataques exteriores. Aunque la mayoría de las ciudades eran aún pequeñas, otras alcanzaron un importante desarrollo. El tamaño dependerá de la riqueza de las tierras, su posición en vías comerciales, su importancia como centro de culto, etc.

Las diferencias no se dan solo entre unas ciudades y otras, sino que dentro de la propia ciudad la distancia entre unos grupos sociales y otros va en aumento y, aunque la mayor parte de la población vive en casas pequeñas realizadas con ladrillos de adobe y paja, los más ricos tienen casas en piedra más grandes y confortables. Esta jerarquización se refleja en la organización social, cada vez más compleja:

A las profesiones que ya habían aparecido en el neolítico, campesino, ganaderos y algunos oficios como ceramistas, hilanderas,etc., se añaden ahora otros nuevos. Entre ellos, destacan los relacionados con el trabajo del metal (herreros y orfebres) y el comercio (mercaderes), que van a ser alentados por los grupos superiores

Por otro lado, debido al tamaño de las ciudades, se hace necesaria la organización de las tareas y de las actividades dentro de ella, así surgen otros grupos sociales, desvinculados de las tareas manuales y unidos al gobierno de la ciudad:

* Guerreros, necesarios para proteger a la comunidad de ataques externos y para mantener el orden interno. 

* Sacerdotes, encargados del culto a los dioses, elaborar explicaciones del origen y funcionamiento del mundo. En definitiva, los monopolizadores del conocimiento

* Rey, príncipe o jefe, que dirige la ciudad y toma las decisiones más importantes. Procurarán que el poder recaiga siempre en miembros de su familia e intentarán tener siempre bajo su control a sacerdotes y guerreros, controlando el conocimiento y las armas. 

Esta jerarquización social afectará también a las mujeres. Si ya en el Neolítico habían sido relegadas a funciones domésticas o ciertos oficios, en este periodo se consuma su exclusión de la vida política, ya que no podrá acceder a las tareas de gobierno, salvo excepciones, y tampoco a las de la defensa de la ciudad. Independientemente de su grupo social, la mujer pasará a estar supeditada al hombre.