Ceremonia del Homenaje |
Como ya has visto en la entrada, la aparición del feudalismo, el monarca feudal tiene su poder muy limitado. Esto se debe al propio sistema feudal, ya que al entregar el monarca las tierras a nobles y caballeros, muchas veces también hacía entrega de otros derechos: recaudar impuestos, aplicar justicia, etc. Así que, en realidad, el rey sólo manda sobre sus propios territorios, de los que obtiene también la mayor parte de sus recursos económicos para mantener la Corte y su ejército.
La principal consecuencia de este sistema es la multiplicación de los ejércitos privados, ya que cada noble posee sus propios hombres de armas y caballeros. Como ves, aunque el rey es la punta de la pirámide feudal y el resto deben auxiliarle en el combate y aconsejarle, en la práctica no deja de ser un noble más y, de hecho, en ocasiones los nobles tenían mucho más poder que él. En esta situación, las guerras entre nobles y las luchas por el trono van a ser habituales a lo largo de toda la Edad Media.
A pesar de estas limitaciones, el rey cuenta con un apoyo claro: la Iglesia. Ya que su figura es sagrada y su poder procedía de Dios. Por eso, aunque la legitimidad la daba ser hijo del anterior rey, debían ser ratificados por la Iglesia en una ceremonia.
El monarca, dentro del sistema feudal, también tenía una serie de obligaciones:
- proteger el reino ante cualquier amenaza exterior, dirigiendo a los caballeros y nobles
- impartir justicia, a través de sus funcionarios o sus tribunales; aunque no podía intervenir en los feudos de los nobles o los obispos
1. Instituciones
Para gobernar el reino, el monarca se apoya en la Corte, formada por nobles, religiosos, juristas, servidores, etc. Solemos pensar que la Corte está fija en un palacio. Pero en esta época era muy habitual que el rey se moviera entre todos sus territorios y que visitara a sus vasallos. Así pues la Corte viajaba con él.
Con la Corte viaja también el Consejo Real o Curia Regia, que es un órgano que aconseja al rey en las tareas de gobierno y está formado, principalmente, por nobles y eclesiásticos. Además, le acompaña también la Cancillería Real, cuyos funcionarios se encargaban de recibir, escribir y enviar los documentos reales.